La niña afgana de 15 años que fue encerrada y torturada durante meses por la familia de su marido tras negarse a prostituirse ha declarado que espera que sus agresores sean encarcelados por abusar de ella, en las primeras palabras que ha pronunciado desde que fuera liberada por las autoridades de Afganistán.
Sahar Gul se convirtió hace dos semanas en el símbolo de los derechos de las mujeres afganas, después de ser rescatada con el rostro magullado y ensangrentado del infierno en el que vivió durante varios meses.
En una entrevista a la agencia AP en un hospital de Kabul, Sahar culpó a su marido y a los padres y hermana del mismo por su terrible experiencia: «Los quiero a todos en la cárcel. Me aplicaban descargas eléctricas, me golpearon con cables y me torturaron».
La niña, que se recupera de sus heridas, cuando fue rescatada el 27 de diciembre, presentaba cortes presuntamente realizados con alicates en su cuerpo y le habían arrancado parte de su pelo. También tenía dedos rotos y las uñas arrancadas.
Sahar, que se casó con un hombre de 30 años cuando todavía tenía catorce, fue maltratada y no recibía alimentos porque se negó a ser prostituida. Sus suegros y su cuñada ya han sido detenidos, aunque niegan las acusaciones. Su esposo, que sirve en el ejército afgano, se encuentra desaparecido.
La joven se encuentra actualmente en un hospital de la capital afgana y las autoridades han pedido autorización a sus padres para trasladarla a un centro sanitario de la India, donde puede recibir un mejor tratamiento.
La Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) denunció hace un mes que queda un «largo camino por recorrer» en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres afganas contra la violencia de género.
Según este organismo, en Afganistán las leyes chocan con prácticas socialmente aceptadas como la compra-venta de mujeres para el matrimonio, las bodas infantiles o forzadas, las violaciones y el «baad» (regalo de una mujer para resolver una disputa familiar).
Pocos días después de esta advertencia de Naciones Unidas, tres hermanas menores de edad -de 8, 12 y 17 años- fueron atacadas con ácido por los familiares de un pretendiente rechazado por una de ellas en la provincia norteña de Kunduz.
Fuente AP
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