28.8.11

El calor, los pica-pica y los chiriperos hicieron lo suyo en el mitin de Danilo

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Desde tempranas horas de la mañana miles de peledeístas abarrotaron el palacio de los deportes Virgilio Travieso Soto en respuesta a la convocatoria del partido oficialista para proclamar a su candidato presidencial, Danilo Medina.

En el evento, celebrado en el mismo lugar en que el pasado 27 de marzo se produjo el acto la entrega de dos millones de firmas que procuraban la reelección del presidente Leonel Fernández, el primer mandatario juramentaría a Danilo Medina como candidato presidencial de su partido.

La multitud que acudió al acto solemne fue tan grande que cientos de los presentes no pudieron entrar a la “Media Naranja” y tuvieron que conformarse con verlo a través de los proyectores.

Aunque muchos de ellos habían venido de muy lejos y lamentaron en gran medida no poder ver a su líder (o líderes), no fue a éstos a quienes les fue peor. La muchedumbre estaba tan apretada y el calor era tan intenso que antes de que iniciara el mitin hubo quien se desmayara y hasta tuviera que ser trasladado a las unidades de emergencia.

Intentar entrar por cualquiera de las puertas era casi una osadía para los que no eran funcionarios ni dirigentes de muy alto rango en el PLD. Los empujones, las pisadas, los tropezones y las discusiones estaban a la orden del día entre quienes preferían lanzarse contra los guardias de las puertas antes de resignarse a quedarse afuera.

A una situación que ya era difícil se sumaba el mal humor que generaba en algunos el temor de que alguien intentara aprovechar el apretado contacto físico para robarles o la sospecha de que ese rodillazo en una nalga haya sido intencional.

Entre los que buscaban la forma de entrar con desesperación hubo, incluso, personas con discapacidad que habían desafiado todas las hostilidades del camino (en algunos casos muy largo), pero no consiguieron cruzar la barrera que les impedía entrar al Palacio de los Deportes.

Este fue el caso de dos ancianos que habían venido desde Bayaguana. Tenían la esperanza de entrar al acto y pedirles “una ayuda” a los funcionarios y dirigentes peledeístas, pero ante la inutilidad de intentarlo, uno de ellos, que no tenía piernas, sacó su jarrito de mendigar y se dispuso a recolectar dinero para cubrir el pasaje de vuelta a su comunidad. Tras finalizar el evento, cuando ya muchos se habían marchado, los ancianos apenas habían conseguido 35 pesos, una cantidad muy reducida en comparación con los 275 que les costará transportarse a Bayaguana.

Otros que se quejan de que no les fue muy bien son los vendedores que, como siempre que hay actos políticos multitudinarios, se las ingenian para ofrecer atuendos que resulten agradables para los simpatizantes y manifestantes del partido correspondiente, por ejemplo, este domingo tenían cordones con medallas en forma de estrella amarilla, con una foto de Danilo Medina o con un león de peluche.
Algunos hacían alusión hasta al famoso apodo de “come solos” con que se ha tildado a los peledeístas, como un vendedor de maíz que sólo consiguió hacer ventas por dos mil pesos cuando esperaba obtener al menos cinco mil.

Lo mismo le pasó a un señor que vestía un suéter anaranjado que vendía chicles y tarjetas telefónicas, a quien su creativo estribillo “¡proclamando y masticando, proclamando y llamando! no le dio resultados muy positivos.

Los que no se resignaron a irse con las manos vacías fueron los famosos “pica picas” o pedilones oficiales de ciertos líderes políticos. Al finalizar la actividad, se lanzaban como manadas sobre las yipetas (siempre son lujosas las yipetas) de los dirigentes, clave para su supervivencia. A juzgar por las discusiones que sostenían luego de cada acción, el “esfuerzo” no era inútil al menos para los dos o tres más vivos del grupo.

El mitin por dentro

Habiendo entrado al Palacio de los Deportes, el escenario lucía más organizado, aunque igualmente caluroso; se sentía una pegajosa humedad. Incluso estando ahí dentro el carné de prensa continuaba teniendo un valor muy especial y era la única garantía de que los de la seguridad no te indicaran que salieras de inmediato.
Al fondo de la tarima principal había tres pantallas grandes que proyectaban las fotos de Juan Bosch, Danilo Medina y Leonel Fernández en ese mismo orden.

Antes de que el acto empezara de manera oficial, la multitud era animada por cantantes como la Sonia Alfonso o el merenguero José Gabriel Severino, conocido como El Jeffrey.

A las diez y 43 minutos llegó al escenario el presidente Fernández y, un minuto más tarde, hizo su entrada Danilo Medina, quien se dirigió directamente a saludar a la multitud que le aplaudía.

Más tarde el protagonista del día pronunciaría un discurso en el que proclamaría que llegó su turno de gobernar y en el que se comprometería con cada uno de los presentes y ante Dios a hacer las cosas que la actual administración de su partido ha dejado sin hacer o ha hecho mal.

Durante las presentaciones de los dirigentes, los peledeístas hicieron gala de su algarabía: aplaudieron y gritaron mientras los niveles de deshidratación lo permitieron y prácticamente sin discriminar al momento de aplaudir a sus líderes.

En el cierre del evento, los peledeístas disfrutaron de una presentación a cargo de un grupo de jóvenes que bailó a ritmo de música urbana, un detalle que algunos leyeron como un mensaje del candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, que ha manifestado su deseo de acercarse a los jóvenes, sobre todo a los de los barrios más marginados, durante este proceso electoral.

Finalizado el acto, la multitud volvió a parecer un monstruo de muchas cabezas y las puertas insuficientes para tanta gente que intentaba salir, desesperada por liberarse del intenso calor que sufría.

Al final, de tantos que habían llegado al lugar en saco y corbata, sólo unos pocos continuaban luciendo sus impecables trajes y el rostro fresco. La mayoría de ellos salía por la puerta de los funcionarios y altos dirigentes, y eran aplaudidos por la gente que se amontonaba alrededor de las mallas que los aislaban sólo para verlos. Fuente Acento.com.do

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