Con la presencia del Presidente Danilo Medina, de su esposa Cándida Montilla de Medina y de otros altos funcionarios, el Palacio Nacional se vistió de gala y alegría, la noche de este jueves, para festejar el inicio de la temporada navideña.
En un gesto de solidaridad con un pueblo que cada año se une para celebrar en familia el tradicional acontecimiento, las múltiples luces que engalanan los jardines de la Casa de Gobierno fueron encendidas por la Primera Dama, Montilla de Medina. Les acompañaba su hija Sibelys.
Entre las personalidades asistentes se encontraban el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta y su esposa Patria Abreu de Peralta, el ministro de Defensa, el contralmirante Sigfrido Pared Pérez, y otros miembros del gabinete.
Por supuesto, el eje central de la decoración es el nacimiento del Niño Jesús, motivo esencial de la Navidad, conformado por un pesebre de grandes figuras, instalado conforme las orientaciones del sacerdote Gerardo Ramírez Paniagua, el conocido padre Jerry, capellán del templo San Eugenio y San Rafael, ubicado en el recinto del Palacio Nacional y a quien también impartir la bendición.
Levantado sobre una gran tarima colocada sobre las primeras escalinatas de los jardines frontales del Palacio Nacional, y en medio de un colorido ambiente que evoca una aldea de la campiña dominicana, los elementos innovadores de este año lo constituyen una réplica de la Basílica de Higüey y un pequeño conuco donde hay sembradas varias plantas de productos nativos.
Las pintorescas casitas de madera de diversos colores, como las hay en cualquiera de nuestros campos, crean el ambiente preciso para hacer volar la imaginación y suponer que, en vez de Belén, el Niño Jesús ha venido a nacer en tierra dominicana.
Se destacan entre las casitas aquellas dedicadas al comercio rural, como son una pulpería y un ventorrillo, en cuyos tramos y portales se exhiben frutas variadas y productos autóctonos, entre ellos escobas, vasijas de barro, aparejos, jumiadoras, macutos y sombreros, sin faltar los típicos instrumentos musicales de tamboras, maracas y güira.
Otro detalle que llama la atención son dos enormes árboles de charamicos, de 20 pies de altura, decorados con flores de pascua que manos artesanas fabricaron, convirtiendo en arte residual lo que usualmente va al vertedero: botellas plásticas del agua que se consume en la propia casa presidencial.
Es, como bien dice Greybby de Cuello, encargada del departamento de Eventos y Ayuda Comunitaria de Palacio, “un ejercicio ejemplar de reducir, rehusar y reciclar”. Ella fue responsable de supervisar toda la decoración. Ella fue responsable de dirigir y supervisar toda la decoración.
En el lobby de Palacio, luego de subir las 27 escalinatas que hasta allí conducen, se aprecia, como de costumbre, el tradicional árbol de Navidad, que exhibe, como el año pasado, adornos que durmieron todos estos meses en un almacén, en fiel consonancia con las medidas de ahorro que observa el Gobierno.
Como punto culminante del emotivo acto de encendido de las luces, un coro de 38 voces, del programa de integración social a través del arte, que promueve el Ministerio de Cultura, interpretó varios villancicos, bajo la dirección de Ondina Matos.
El coro, forma parte del Teatro Orquestal Dominicano (TODO) y está integrado por personas con discapacidad que buscan desarrollar sus talentos en distintas ramas del arte.
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