
Como es habitual, en el Quinto Centenario, específicamente debajo y por encima del puente seco de la Peña Ballet, el transito estuvo complicado y los apartamentos aislados por las aguas, lo que obligaba a quienes tenía que salir a quitarse los zapatos y salir con ellos en las manos, así como doblar el ruedo de sus pantalones.
Mientras el río Ozama arrastraba una incalculable cantidad de desechos, especialmente vasos fon, moradores del populoso barrio La Ciénaga, como Érica Lama Pérez y Dulce Milagros Núñez, se mantenían a la expectativa de cualquier eventualidad.
“Desde que hay lluvia uno se preocupa, la prensa viene, pero las autoridades no toman ninguna medida; uno trata de tomar medidas levantando sus trates para que no se nos dañe y salimos desde que vemos que se acerca el peligro”, comentó Maritza Vásquez, en la calle Respaldo 9, quien dijo añorar que los saquen de allí.
El Día.
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